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Los abuelos pueden influir positivamente en el desarrollo de sus nietos
Los niños necesitan obtener de sus padres bases seguras de amor, protección, cuidados, aprendizaje en valores, etc.; generalmente estas provienen de los padres. Pero en ocasiones, por motivos de trabajo, pasan poco tiempo con sus hijos. Allí es cuando los abuelos son los que colman esos vacíos y carencias,. Estos llegan a ser sus referentes, quienes les proveen seguridad, peldaño fundamental en el desarrollo personal del niño.
Lamentablemente no todos los abuelos contribuyen positivamente en el sano desarrollo de sus nietos. Lejos de aportar seguridad en los nietos, los malcrían y los perjudican al sobreprotegerlos y consentirlos en exceso.
Los Abuelos: Cuidadores de sus nietos
Ante esta realidad, impuesta por la misma dinámica familiar, la figura de los abuelos alcanza importancia fundamental. Se convierten en cuidadores de sus nietos. Son quienes se ocupan de llevarlos al colegio, de procurarles alimentos al medio día y de llevarlos por la tarde a las actividades extracurriculares. Por ello pudieran parecer padres de sus nietos. Sin duda esto puede llegar a ser una situación bastante complicada para los verdaderos padres. También la misma circunstancia actual, donde marido y mujer deben trabajar, puede llegar a complicar aún más las situación de la familia.
Evitar incorrecto manejo de la Autoridad en la Familia
Es de esperar entonces que el apego de los nietos hacia sus abuelos sea mayor que al de sus padres. Sin embargo, lo que realmente complica la dinámica familiar de padres e hijos , es cuando estos tienen que ejercer autoridad al disciplinar a sus hijos; entonces no lo pueden hacer porque los abuelos se entromete, desautorizan al padre de familia y todo se complica.
La Sobreprotección: Abuelos con nietos
Generalmente la bienintencionada sobreprotección de los abuelos a nietos, la desautorización indirecta muchas veces frente a los niños y la frustración de los padres que perciben con angustia el perjuicio posterior en la formación del carácter, desencadena en una crisis familiar por la pugna de roles de padres versus abuelos. Por supuesto que esta situación podría convertirse más en un problema que en una solución.
Con los Resentimientos
Así resulta tristemente frecuente que los abuelos que hasta entonces se ocupaban de atender las necesidades de sus nietos, sean ahora vistos desde otra perspectiva por uno de los cónyuges o por ambos con desconfianza, con resentimiento y lo que es peor con la certeza de que la función que los abuelos desarrollaban con sus hijos no la desempeñarán correctamente y los divorcian emocionalmente de sus hijos porque puede resultar perjudicial para el sano desarrollo de la personalidad de los niños.
Cuando la situación familiar llega a estos extremos, la relación de los nietos y abuelos, que hasta entonces se encontraba aparentemente bien, se ve afectada emocionalmente. Tanto los abuelos como los nietos se extrañarían mucho si les llegaran a cortar todo contacto físico y lazo afectivo que bien o mal se forjó entre ellos en todo ese tiempo compartido, eso sería un desatino.
Los abuelos son lo que son, no hay ex abuelos, dejan recuerdos imborrables en la memoria del corazón del nieto.
Una de las razones que hay que acreditarle a los abuelos es que creen que, en ciertas ocasiones, la actitud de guardianes con sus nietos es sólo de protección frente a los agravios del padre o la madre que llegan del trabajo al final del día intolerantes e irritables, cansados de su agotador día laboral que pierden la paciencia con facilidad ante las normales necesidades de atención de sus hijos. Los abuelos no aceptan a los padres que griten y maltraten a los niños, con ello agravan la dinámica familiar y proyectan culpas a diestra y siniestra.
Con la desautorización a los padres
Los abuelos pueden tener mucha razón, se ve con demasiada frecuencia la comunicación nada saludable de padres e hijos. Pero los abuelos deben saber que por muy equivocados que estén esos padres, no deben desautorizarlos o corregirlos frente a sus propios hijos.
Desautorizar a los padres es tan perjudicial como desvincular a los abuelos de los nietos. No debe olvidarse en esta contienda la postura de los más afectados: los niños.
Mientras sean niños, ellos serán espectadores pasivos cuando se produzcan escenas de triangulación entre los progenitores o de estos con sus abuelos, lo que a largo plazo suele desembocar en cuadros de ansiedad, depresión y conflicto de lealtades.
Conclusión
Raramente estas discrepancias, una vez que cogen fuerza negativa, se solucionarían por la vía del diálogo. Es recomendable la intervención de un profesional, quien de forma objetiva e imparcial generará un saludable y oportuno cambio con nuevas formas de comunicación asertivas, necesarias para un diálogo respetuoso y que cada uno conozca sus límites, espacios, deberes y derechos de sus respectivos roles en el núcleo familiar.